Viaje a la Luna

Viaje a la Luna

Una memoria a mis antepasados, a mis vivencias...unos versos de futuro.

QUIEN NO SE OCUPA DE NACER SE OCUPA DE MORIR

lunes, 6 de junio de 2016

El problema no es
ser capaz de volver a empezar
...

El problema señor
será siempre
sembrar amor

(Silvio Rodriguez, "El Problema")


Este mes de Junio pero de hace 55 años atrás, Fidel daba su discurso conocido más tarde como "Palabras a los Intelectuales", yo no había nacido entonces y soy el resultado de esa verdadera Revolución Cultural que significo la Revolución Cubana, no entro ni entraré dentro de la categoría "intelectual", más bien uno más de esos hijos de obreros, que se favoreció de la cultura que esa Revolución nos dio y me hice científico en una de las mejores Universidades de la antigua URSS. 

Algunos solo acuden a "Palabras ..." para demostrar que allí comenzó la tan cacareada "censura revolucionaria" y por tanto despotricar sobre la libertad de expresión en la Revolución. Cada cual tiene derecho a pensar lo que quiera, y por supuesto no voy hacer yo quien defienda lo indefendible, que hubieron "arribistas de todo tipo" que mal interpretando aquella "reflexión" se cargaron a cuanto pudieron por obtener una "intelectualidad limpia y pura" en un proceso revolucionario, me hubiera gustado que más de un "censor" hubiera entendido bien la frase "...Nuestra preocupación fundamental siempre serán las grandes mayorías del pueblo, es decir, las clases oprimidas y explotadas del pueblo. El prisma a través del cual nosotros lo miramos todo, es ese: para nosotros será bueno lo que sea bueno para ellas; para nosotros será noble, será bello y será útil, todo lo que sea noble, sea útil y sea bello para ellas...". o aquella otra "...¿Quiere decir que vamos a decir aquí a la gente lo que tiene que escribir? No. Que cada cual escriba lo que quiera, y si lo que escribe no sirve, allá el. Si lo que pinta no sirve, allá el. Nosotros no le prohibimos a nadie que escriba sobre el tema que prefiera. Al contrario. Y que cada cual se exprese en la forma que estime pertinente y que exprese libremente la idea que desea expresar. Nosotros apreciaremos siempre su creación a través del prisma del cristal revolucionario. Ese también es un derecho del Gobierno Revolucionario, tan respetable como el derecho de cada cual a expresar lo que quiera expresar..." 

Invito a leer con detenimiento esta "Palabras a los Intelectuales", en este Mundo actual donde leer más de dos párrafos aburre, considero que es un documento que vale la pena releer y por supuesto contextualizarlo en su momento histórico. Por un 1 % de los expresado allí en ideas de las cosas que la Revolución iba a llevar a cabo y realizo, hoy en día gana cualquier partido en esta empobrecida Latinoamérica, donde lo logrado por esa Revolución Cubana en el ámbito de la Cultura para el pueblo aun hoy después de 55 años de aquel documento es una quimera imposible de alcanzar.

No obstante a todo esto, mucha agua cayó bajo el puente desde entonces y en Cuba se cometieron atropellos intelectuales de todo tipo y hasta se evidencio un inmovilismo mortal en la cultura llena de dogmatismos propios y adquiridos, por tanto sería bueno releer aquellas palabras de ese gran intelectual cubano Carlos Rafael Rodriguez en el 6to. Congreso de la UNEAC en enero de 1988, que para mi modesto entender actualiza "Palabras..." 26 años después. 
(https://lapupilainsomne.wordpress.com/2015/08/28/la-revolucion-que-condena-la-pelea-innecesaria-ha-respaldado-siempre-la-pelea-justa-lo-que-rechaza-es-la-quietud-pesimista/) 

Tengo el gusto además de dejarles este corto hecho por uno de los realizadores cubanos actuales, polémico en su mirada, pero honesto,  Eduardo Del Llano, a quien considero un digno representante de mi generación, hombre que vive y trabaja en Cuba y que tanto en sus filmes como en sus escritos describe como intelectual contemporáneo la Cuba de hoy.




PALABRAS A LOS INTELECTUALES
(Fidel Castro, La Habana)

(En  los  días  16,  23  y  30  de  junio  de  1961  se  efectuaron,  en  la  Ciudad  de  La Habana, en el Salón de Actos de la Biblioteca Nacional, reuniones en las que participaron  las  figuras  más  representativas  de  la  intelectualidad  cubana. Artistas  y  escritores  discutieron  y  expusieron  ampliamente  sus  puntos  de vista  sobre  distintos aspectos  de  la  actividad  cultural  y  sobre  los  problemas relacionados  con  sus  posibilidades  de  creación,  ante  el  Presidente  de  la Republica,  Dr.  Osvaldo  Dorticos  Torrado,  el  Primer  Ministro,  Dr.  Fidel Castro,  el  Ministro  de  Educacion,  Dr.  Armando  Hart,  los  miembros  del Consejo Nacional de Cultura y otras figuras representativas del Gobierno.)

 Compañeras y Compañeros:
      
Después  de tres  sesiones  en  las  que  se discutieron  distintos problemas  relacionados  con la cultura y el trabajo creador; en las que se plantearon muchas cuestiones interesantes y se  expresaron  los  diferentes  criterios  representados,  nos  toca  a  nosotros  cubrir  nuestro turno. No lo haremos como la persona mas autorizada para  hablar sobre  la materia, pero si, tratándose de una reunion de ustedes y nosotros, por la necesidad de que expresemos aquí algunos puntos de vista. 

Teníamos  mucho  interés  en  estas  discusiones,  y  creo  que  lo  hemos  demostrado  con  eso que podría llamarse «una gran paciencia». Pero en realidad no ha sido necesario realizar un  esfuerzo  heroico  porque,  para  nosotros,  ha  sido  una  discusion  instructiva  y  diría sinceramente  que  tambien  ha  resultado  amena.  Desde  luego  que  en  este  tipo  de discusion no somos  nosotros, los hombres de Gobierno, los mas aventajados para  opinar sobre  cuestiones  en  las  cuales  ustedes  se  han  especializado.  Por  lo  menos...  este  es  mi caso. 

El  hecho  de  ser  hombres  de  Gobierno  y  agentes  de  esta  Revoluci6n  no  quiere  decir  que estamos  obligados  (aunque  acaso  lo  estemos)  a  ser  peritos  en  todas  las  materias.  Es posible  que  si  hubiésemos  llevado  a  muchos  de  los  compañeros  que  han  hablado  aquí  a alguna  reunion del Consejo  de Ministros a discutir los problemas con los cuales  estamos más familiarizados, se habrían visto en una situaci6n similar a la nuestra. 

Nosotros hemos  sido agentes de esta Revolucion, de la Revolucion economico-social que esta  teniendo  lugar  en  Cuba.  A  su  vez  esa  Revolucion  economica  y  social  tiene  que producir inevitablemente también una Revolucion cultural en nuestro País. 

 Por  nuestra  parte  hemos  tratado  de  hacer  algo  (quizás  en  los  primeros  instantes  de  la Revolucion  había  otros  problemas  mas  urgentes  que  atender).  Podríamos  hacernos también una autocritica al afirmar que habíamos dejado un poco de lado la discusión de una  cuestion  tan  importante  como  esta.  No  quiere  decir  que  la  habíamos  olvidado  del todo;  esta  discusion  -que  quizás  el  incidente  a  que  se  ha  hecho  referencia  aquí reiteradamente contribuyo a acelerar-, ya estaba en la mente del Gobierno. Desde hacía meses  teníamos  el  propósito  de  convocar  a  una  reunion  como  esta  para  analizar  el problema  cultural.  Los  acontecimientos  se  han  ido  sucediendo  y  sobre  todo  los  últimos fueron  la  causa  de  que  no  se  hubiese  efectuado  con  anterioridad.  Sin  embargo,  el Gobierno  Revolucionario  había  ido  tomando  algunas  medidas  que  expresaban  nuestra preocupación  por  ese  problema.  Algo  se  ha  hecho  y  varios  compañeros  del  Gobierno  en más  de  una  ocasion  han  insistido en  la cuestion. Por  lo pronto puede  decirse  que  la Revolucion en si misma trajo ya algunos cambios en el ambiente cultural; las condiciones de trabajo de los artistas han variado.

Yo creo que aquí  se ha insistido un poco en algunos aspectos pesimistas; creo que aquí ha habido una preocupacion que se va mas allá de cualquier justificacion real sobre este problema. Casi no  se ha  insistido en  la realidad de  los cambios que  han  ocurrido con relacion al ambiente y a las condiciones actuales de los artistas y de los escritores. Comparándolo con el pasado es incuestionable que los artistas y escritores cubanos no se pueden sentir como en el pasado y que las condiciones del pasado eran  verdaderamente deprimentes en nuestro País para los artistas y escritores. Si la Revolucion comenzo trayendo en si misma un cambio  profundo en el ambiente y en las condiciones, ¿Por qué recelar de que la Revolucion que nos trajo  esas nuevas  condiciones para  trabajar pueda ahogar esas  condiciones? ¿Por  qué  recelar de  que  la Revolución vaya  precisamente a liquidar esas condiciones que ha traído consigo?

Es cierto  que  aquí  se está  discutiendo un problema que  no es un  problema sencillo.  Es cierto que todos nosotros tenemos el deber de analizarlo cuidadosamente. Esto es una obligacion tanto de ustedes como de nosotros. No es un problema sencillo  puesto que es un  problema  que  se  ha  planteado  muchas  veces  y  se  ha  planteado  en  todas  las revoluciones. Es  una  madeja, pudiéramos decir,  bastante enredada y  nada  fácil  de desenredar. Es un problema que tampoco nosotros vamos fácilmente a resolver.

Los distintos compañeros que han  hablado expresaron aquí  un sin número de puntos de vista y los expresaron con sus argumentos. El primer día había  un poco de temor a entrar en el tema y por eso fue necesario que nosotros les pidiéramos a los compañeros que abordaran el tema; que aquí cada cual dijera  lo que le inquietaba.

En el fondo, si no nos hemos  equivocado, el problema fundamental que flotaba  aquí en el ambiente era el problema de la libertad para  la creación artística. También cuando han visitado  a nuestro País distintos escritores, sobre  todo escritores políticos  abordaron esta cuestión mas de una vez. Es indudable que ha sido un tema  discutido en todos  los países donde han tenido lugar evoluciones profundas como la nuestra.

Casualmente, un  rato  antes  de  volver  a este  salon,  un  compañero nos  traía  un  folleto donde en la portada o al final  aparece un  pequeño dialogo  sostenido por  nosotros con Sartre y que  el  compañero Lisandro  Otero   recogió,   en  el  libro  que  lleva  por  título Conversaciones en la Laguna  (Revolucion, martes 8 de marzo  de 1960).

Una    cuestión   similar   nos    planteo   en    otra    ocasion    Wright    Mills,    el   escritor norteamericano.

Debo   confesar  que   en   cierto    sentido  estas    cuestiones   nos   agarraron  un   poco desprevenidos. Nosotros no tuvimos nuestra conferencia de Yenan con los artistas y escritores cubanos durante  la  Revolucion. En  realidad esta  es  una  revolucion que  se gesto  y  llego  al  Poder  en  un  tiempo,  puede  decirse  «record».  Al  revés  de  otras revoluciones, no tenía  todos los principales problemas resueltos.

Una de las características de la Revolución ha sido, por eso, la necesidad de enfrentarse a muchos problemas apresuradamente. Y nosotros somos  como  la Revolución, es decir, que nos hemos  improvisado bastante. Por eso no puede  decirse  que esta Revolución haya tenido ni la etapa  de gestacion que han  tenido otras  revoluciones, ni los dirigentes de la Revolución la madurez intelectual que han tenido los dirigentes de otras revoluciones. Nosotros  creemos  que  hemos  contribuido  en  la  medida  de  nuestras fuerzas  a  los acontecimientos  actuales de  nuestro País.  Nosotros creemos que  con  el  esfuerzo   de todos, estamos llevando adelante una verdadera Revolución y que esa Revolución se desarrolla y parece  llamada a convertirse en uno de los acontecimientos importantes de este  siglo.  Sin  embargo,  a  pesar  de  esa  realidad,  nosotros  que  hemos  tenido  una participacion importante en esos acontecimientos, no nos creemos teóricos de las revoluciones ni intelectuales de las revoluciones. Si los hombres se juzgan  por sus obras tal  vez nosotros tendríamos derecho a considerarnos con  el merito de  la obra  que  la Revolución en si misma significa. Y sin embargo no pensamos así y creo que todos debiéramos tener una  actitud similar, cualesquiera que  hubiesen sido  nuestras obras. Por  meritorias que  puedan parecer debemos empezar por  situarnos en  la  posicion honrada de no presumir que sabemos más que los demás, de no presumir que hemos alcanzado todo  lo que se pueda aprender, de no presumir que  nuestros puntos de vista son  infalibles y que  todos  los que  no piensen exactamente igual  están  equivocados. Es decir,  que  nosotros debemos situarnos en esa  posición honrada; no  de falsa  modestia, sino  de verdadera valoración de lo que  nosotros conocemos porque si nos  situamos en ese punto, creo que será mas fácil marchar acertadamente hacia delante, y que si todos adoptamos esa actitud tanto ustedes como nosotros, desaparecerán actitudes personales y  desaparecerá esa  cierta  dosis  de  personalismo que  ponemos en  el  análisis de  los problemas. En realidad, ¿que sabemos nosotros? Nosotros todos estamos aprendiendo.
En  realidad, todos  tenemos mucho  que  aprender y no  hemos  venido  aquí  a enseñar; nosotros hemos  venido también a aprender.

Había ciertos miedos en el ambiente y algunos compañeros han expresados esos temores.
Al escucharlos teníamos  a  veces  la  impresión de  que  estábamos  soñando un  poco. Teníamos la impresión de  que  nosotros no  habíamos acabado de  poner bien  los pies sobre  la tierra. Porque si alguna  preocupación, si algún temor, nos embargan hoy, es con respecto a  la  Revolución misma. La  gran  preocupacion que  todos  nosotros debemos tener es la Revolucion en si misma. ¿O es que  nosotros creemos que  hemos  ganado ya todas las batallas revolucionarias? ¿Es que nosotros creemos que la Revolución no tiene peligros?  ¿Cuál  debe  ser  hoy  la  primera  preocupación  de  todo  ciudadano?  ¿La preocupación de que la Revolución vaya a desbordar sus medidas, de que la Revolución vaya a asfixiar el arte, de que la Revolucion vaya a asfixiar el genio creador de nuestros ciudadanos, o la preocupacion de todos  no ha de ser la Revolucion misma? ¿Los peligros reales o imaginarios que puedan amenazar el espíritu creador o los peligros que puedan amenazar a la Revolución misma?... No se trata de que nosotros vayamos  a invocar  este peligro  como un simple  argumento; nosotros señalamos que el estado de ánimo  de todos los ciudadanos del País y que el  estado de ánimo de todos los escritores y artistas revolucionarios, o de  todos  los  escritores y artistas que  comprenden y justifican a  la Revolución, debe  ser:  ¿que  peligros  pueden amenazar a la Revolución y que  podemos hacer  por  ayudar a la Revolución? Nosotros creemos que  la Revolución tiene  todavía muchas  batallas  que  librar, y  nosotros  creemos que  nuestro  primer pensamiento y nuestra primera preocupación deben ser: ¿qué hacemos para que la Revolución salga victoriosa? Porque lo primero es eso: lo primero es la Revolución misma y después, entonces, preocuparnos por  las demás cuestiones. Esto  no  quiere decir  que  las  demás cuestiones no deban preocuparnos, pero  que en el ánimo  nuestro, tal como  es al menos el nuestro, nuestra preocupaci6n fundamental ha de ser la Revolución.

El problema que aquí  se ha estado discutiendo y vamos  a abordar, es el problema de la libertad de los escritores y de los artistas para expresarse.

El temor que  aquí  ha  inquietado es si la Revolución va a ahogar esa  libertad; es si la Revolución va a sofocar el espíritu creador de los escritores y de los artistas.
Se hablo  aquí  de la libertad formal.  Todo el mundo estuvo  de acuerdo en que se respete la libertad formal.  Creo que no hay duda  acerca de este problema.

La cuestión se hace  más  sutil  y se convierte verdaderamente en el punto esencial de la discusión cuando se trata de la libertad de contenido. Es el punto más  sutil porque es el que está expuesto a las más diversas interpretaciones. El punto más polémico de esta cuestión es:  si  debe  haber o  no  una  absoluta libertad de  contenido en  la  expresión artística. Nos parece  que algunos compañeros defienden ese punto de vista.  Quizás  por temor a eso que estimaron prohibiciones, regulaciones, limitaciones, reglas,  autoridades, para decidir sobre la cuestion.

Permítanme  decirles en  primer lugar  que  la  Revolución defiende  la  libertad; que  la Revolución ha traído al País una  suma  muy grande de libertades; que la Revolución no puede  ser por esencia  enemiga de las libertades; que si la preocupación de alguno  es que la Revolución vaya a asfixiar  su espíritu creador, que  esa  preocupación es innecesaria, que esa preocupación no tiene razón de ser.
¿Dónde  puede   estar   la  razón   de  ser  de  esa  preocupación?  Solo  puede   preocuparse verdaderamente  por   este   problema  quien   no   esté   seguro   de   sus   convicciones revolucionarias. Puede  preocuparse por  este  problema quien  tenga  desconfianza acerca de su propio arte;  quien  tenga  desconfianza acerca de su verdadera capacidad para  crear. Y cabe preguntarse si un revolucionario verdadero, si un artista o intelectual que sienta la  Revolución y  que  este  seguro   de  que  es  capaz  de  servir   a  la  Revolución,  puede plantearse este  problema; es  decir,  el  si  la  duda  cabe  para  los  escritores y  artistas verdaderamente revolucionarios. Yo considero que  no;  que  el campo  de la duda  queda para los escritores y artistas que sin ser contrarrevolucionarios no se sienten tampoco revolucionarios. (APLAUSOS).

Y es correcto que un escritor y artista que no sienta verdaderamente como revolucionario se plantee ese problema; es decir, que un escritor y artista honesto, que sea capaz de comprender toda  la razón  de ser y la justicia  de la Revolución sin incorporarse a ella se plantee este  problema. Porque el  revolucionario pone  algo  por  encima de  todas   las demás cuestiones; el  revolucionario pone  algo  por  encima aun  de  su  propio espíritu creador: pone  la Revolución por encima de todo lo demás y el artista mas revolucionario seria aquel que estuviera dispuesto a sacrificar hasta su propia vocación artística por la Revolución. (APLAUSOS).

Nadie  ha  supuesto nunca que  todos  los  hombres, o todos  los  escritores, o todos  los artistas  tengan  que  ser  revolucionarios,  como  nadie  puede  suponer  que  todos  los hombres o  todos  los  revolucionarios tengan que  ser  artistas, ni  tampoco que  todo hombre  honesto,  por  el  hecho  de  ser  honesto,  tenga  que  ser  revolucionario.  Ser revolucionario es también una  actitud ante  la vida,  ser  revolucionario es también una actitud ante  la realidad existente, y hay  hombres que  se resignan a esa  realidad, hay hombres que  se adaptan a esa  realidad y hay  hombres que  no  se pueden resignar ni adaptar a esa  realidad y tratan de cambiarla, por  eso  son  revolucionarios. Pero  puede haber hombres que  se  adapten a  esa  realidad y ser  hombres honestos, s6lo  que  su espíritu no es un espíritu revolucionario; solo que su actitud ante  la realidad no es una actitud revolucionaria. Y puede  haber, por  supuesto, artistas y buenos artistas, que  no tengan ante  la  vida  una  actitud revolucionaria y es  precisamente para  ese  grupo  de artistas e intelectuales para  quienes la Revolución en sí constituye un hecho  imprevisto, un  hecho  nuevo,  un  hecho  que  incluso  puede  afectar  su  ánimo  profundamente. Es precisamente para  ese  grupo   de  artistas y de  intelectuales que  la  Revolución puede constituir un problema.

Para  un  artista o intelectual mercenario, para  un  artista o intelectual deshonesto, no seria nunca un problema; ese sabe lo que tiene  que hacer,  ese sabe lo que le interesa, ese sabe hacia donde tiene que marchar. El problema existe verdaderamente para  el artista o el intelectual que no tiene  una  actitud revolucionaria ante  la vida y que, sin embargo, es una persona honesta. Claro está que quien tiene esa actitud ante la vida, sea o no sea revolucionario, sea o no sea artista, tiene sus fines, tiene sus objetivos y todos nosotros podemos preguntarnos sobre esos fines y esos objetivos. Para el revolucionario esos fines y objetivos se dirigen hacia  el cambio  de  la realidad; esos  fines  y objetivos se dirigen hacia la redención del hombre. Es precisamente el hombre, el semejante, la redención de sus   semejantes,  lo   que   constituye  el   objetivo   de   los   revolucionariosSi   a   los revolucionarios nos  preguntan que  es  lo  que  más  nos  importa, nosotros diremos: el pueblo  y siempre diremos el pueblo. El pueblo  en su sentido real,  es decir,  esa mayoría del pueblo  que  ha  tenido que  vivir en la explotación y en el olvido  más  cruel.  Nuestra preocupación fundamental siempre serán las grandes mayorías del pueblo, es decir, las clases  oprimidas y  explotadas  del  pueblo.  El  prisma a  través  del  cual  nosotros lo miramos todo,  es  ese:  para  nosotros será  bueno  lo  que  sea  bueno  para  ellas;  para nosotros será  noble,  será  bello y será  útil, todo  lo que sea noble,  sea útil y sea bello para ellas. Si no se piensa así, si no se piensa por el pueblo  y para  el pueblo, es decir,  si no se piensa y no se actúa  para  esa gran  masa  explotada del pueblo, para  esa gran  masa  a la que se desea redimir, entonces, sencillamente, no se tiene una actitud revolucionaria.

Al menos ese es el cristal  a través  del cual nosotros analizamos lo bueno, lo útil y lo bello de cada acción.

Comprendemos que  debe  ser  una  tragedia cuando alguien  entienda esto  y sin embargo tenga  que reconocerse incapaz  de luchar por ello.

Nosotros somos   o  creemos ser  hombres  revolucionarios. Quien  sea  mas  artista que revolucionario, no puede  pensar exactamente igual que nosotros. Nosotros luchamos por el pueblo  y no  padecemos ningún conflicto  porque luchamos por  el pueblo  y sabemos que podemos lograr  los propositos de nuestras luchas.  El pueblo  es la meta  principal. En el pueblo  hay que pensar primero que en nosotros mismos y esa es la única  actitud que puede  definirse como  una  actitud verdaderamente revolucionaria. Y para  aquellos que no  puedan tener o  no  tengan esa  actitud, pero  que  son  personas honradas, es  para quienes existe  el problema a que  hacíamos referencia, y de la misma manera que  para ellos la Revolución constituye un problema, ellos constituyen también para  la Revolución un problema del cual la Revolución debe preocuparse.

Aquí  se  señalo,   con  acierto,  el  caso  de  muchos  escritores  y  artistas  que   no  eran revolucionarios, pero  que  sin  embargo eran  escritores y artistas honestos, que  además querían ayudar a la Revolución, que además a la Revolución le interesaba su ayuda;  que querían trabajar para  la Revolución y que a su vez a la Revolución le interesaba que ellos aportaran sus conocimientos y su esfuerzo  en beneficio  de la misma.

Es  mas  fácil  apreciar esto  cuando se  analizan los  casos  peculiares y entre esos  casos peculiares hay  muchos que  no  es  fácil  analizar. Pero  aquí  hablo  un  escritor católico. Planteo lo que a el le preocupaba y lo dijo con toda  claridad. El pregunt6 si podía  hacer una interpretaci6n desde su punto de vista idealista de un problema determinado o si el podía  escribir  una  obra  defendiendo  esos  puntos  de  vista.  El  pregunto  con  toda franqueza si dentro de  un  régimen revolucionario el podía  expresarse de  acuerdo con esos sentimientos. Planteo el problema en una forma que puede  verse como simbólica.

A el lo que le preocupaba era saber  si podía  escribir de acuerdo con esos sentimientos o de acuerdo con esa ideología  que no era precisamente la ideología  de la Revolución. Que el estaba de acuerdo con la Revolución en las cuestiones económicas o sociales,  pero que tenía  una  posición filosófica  distinta de  la filosofía  de  la Revolución. Y ese  es un  caso digno  de  tenerse muy  en  cuenta, porque es  precisamente un  caso  representativo del genero   de  escritores y  de  artistas que  muestran una  disposición  favorable hacia  la Revolución y  desean saber  qué  grado  de  libertad tienen dentro de  las  condiciones revolucionarias, para expresarse de acuerdo con sus sentimientos. Ese es el sector que constituye para la Revolución un problema, de la misma manera que la Revolución constituye para  ellos  un  problema y es  deber  de  la  Revolución preocuparse  por  esos casos; es deber de la Revolución preocuparse por la situación de esos artistas y de esos escritores, porque la Revolución debe tener la aspiración de que no solo marchen junto  a ella  todos  los  revolucionarios,  todos  los  artistas e  intelectuales  revolucionarios.  Es posible  que los hombres y las mujeres que tengan una  actitud realmente revolucionaria ante  la realidad no constituyan el sector  mayoritario de la población; los revolucionarios son la vanguardia del pueblo, pero  los revolucionarios deben aspirar a que marche junto a ellos  todo  el pueblo; la Revolución no  puede  renunciar a que  todos  los  hombres y mujeres honestos, sean  o no  escritores o artistas, marchen junto  a ella;  la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga  dudas se convierta en revolucionario. La Revolución debe tratar de ganar  para  sus ideas  la mayor  parte del pueblo; la Revoluci6n nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo; a contar, no solo con los revolucionarios, sino  con  todos  los ciudadanos honestos que  aunque no  sean  revolucionarios, es decir, que  aunque no  tengan una  actitud  revolucionaria  ante  la  vida,  estén  con  ella.  La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean  incorregiblemente contrarrevolucionarios. Y la  Revolución tiene   que  tener una política  para  esa  parte del  pueblo; la Revolución tiene  que  tener una  actitud para  esa parte de los intelectuales y de los escritores. La Revolución tiene que comprender esa realidad y, por lo tanto, debe actuar de manera que todo ese sector de artistas y de intelectuales  que  no  sean  genuinamente  revolucionarios,  encuentre  dentro  de  la Revolución un  campo  donde trabajar y crear  y que  su espíritu creador, aun  cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tenga oportunidad y libertad para expresarse, dentro de  la  Revolución. Esto  significa  que  dentro de  la  Revolución, todo;  contra la Revolución nada. Contra la Revolución nada, porque la Revoluci6n tiene también sus derechos y el primer derecho de la Revolución es el derecho a existir  y frente al derecho de  la  Revolución de  ser  y de  existir,  nadie.  Por  cuanto la  Revolución comprende  los intereses del pueblo, por cuanto la Revolución significa los intereses de la Nación  entera, nadie  puede  alegar con razón un derecho contra ella.

Creo que  esto  es bien  claro.  ¿Cuáles son  los derechos de los escritores y de los artistas revolucionarios  o   no   revolucionarios?  Dentro  de   la   Revolución:  todo;   contra  la Revolución ningún derecho. (APLAUSOS).

Y esto no seria ninguna ley de excepción para  los artistas y para  los escritores. Este es un principio  general  para  todos  los  ciudadanos.  Es  un  principio  fundamental  de  la Revolución. Los contrarrevolucionarios, es  decir,  los  enemigos de  la  Revolución, no tienen ningún derecho contra la Revolución, porque la Revolución tiene un derecho: el derecho de  existir,  el derecho a desarrollarse y el derecho a vencer  y ¿quien  pudiera poner en duda  ese derecho de un pueblo  que ha dicho:  PATRIA O MUERTE, es decir,  la Revolución o la muerte?

La existencia de la Revolución o nada; de una Revolución que ha dicho:  VENCEREMOS, es decir, que se ha planteado muy seriamente un propósito y por respetables que sean los razonamientos personales de un enemigo de la Revolución, mucho  más  respetables son los derechos y las razones de una Revolución tanto más cuanto una Revolución es un proceso histórico, cuanto una  Revolución no  es ni puede  ser  obra  del capricho o de la voluntad de ningún hombre, cuanto una  Revolucion solo puede  ser obra  de la necesidad y de la voluntad de un pueblo, y frente a los derechos de todo un pueblo, los derechos de los enemigos de ese pueblo  no cuentan.

Cuando hablábamos de  los  casos  extremos, nosotros lo hacíamos sencillamente para expresar con más claridad nuestras ideas.  Ya dije que entre esos casos extremos hay una gran    variedad   de    actitudes   mentales   y   hay    también   una    gran    variedad   de preocupaciones.   No   significa    necesariamente   que    albergar   alguna    preocupación signifique no ser revolucionario. Nosotros hemos  tratado de definir  actitudes esenciales. La Revolución no puede  pretender asfixiar  el arte  o la cultura cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para  que el arte  y la cultura lleguen  a ser un real patrimonio del pueblo. Y al igual que nosotros hemos  querido para  el pueblo  una  vida mejor  en el orden material, queremos para  el  pueblo   una  vida  mejor  también en  todos  los  ordenes espirituales; queremos para  el  pueblo  una  vida  mejor  en  el  orden cultural. Y  lo  mismo  que  la Revolución  se  preocupa  por  el  desarrollo  de  las  condiciones  y  de  las  fuerzas  que permitan  al  pueblo  la  satisfacción  de  todas  sus  necesidades  materiales,  nosotros queremos desarrollar también las condiciones que permitan al pueblo  la satisfacción de todas  sus necesidades culturales. ¿Que el pueblo  tiene  un nivel bajo de cultura? ¿Que un alto  porcentaje del  pueblo   no  sabe  leer  ni  escribir? También un  porcentaje alto  del pueblo  pasa  hambre o al menos vive o vivía en condiciones duras. Vivía en condiciones de miseria. Una parte del pueblo  carece  de un gran  número de bienes  materiales que le son indispensables y nosotros tratamos de propiciar las condiciones necesarias para  que todos esos bienes  materiales lleguen  al pueblo.

De la misma manera debemos propiciar las condiciones necesarias para  que todos  esos bienes  culturales lleguen  al pueblo. No quiere decir eso que el artista tenga  que sacrificar el valor  de sus creaciones, y que necesariamente tenga  que sacrificar su calidad. Quiere decir  que tenemos que luchar en todos  los sentidos para  que el creador produzca para  el pueblo   y el  pueblo   a  su  vez  eleve  su  nivel  cultural a  fin  de  acercarse también a  los creadores. No se puede  señalar  una  regla  de carácter general; todas  las manifestaciones artísticas no son exactamente de la misma naturaleza, y a veces hemos  planteado aquí las cosas  como  si  todas   las  manifestaciones artísticas  fuesen   exactamente de  la  misma naturaleza. Hay expresiones del espíritu creador que por su propia naturaleza pueden ser mucho  más  asequibles al pueblo  que otras  manifestaciones del espíritu creador. Por eso no  se  puede   señalar  una  regla  general, porque ¿en  que  expresión artística es  que  el artista tiene  que ir al pueblo  y en cual el pueblo  tiene  que ir al artista?, ¿se puede  hacer una  afirmaci6n de  carácter general en  ese  sentido? NoSería  una  regla  demasiado simple.  Hay que  esforzarse en todas  las manifestaciones por  llegar  al pueblo, pero  a su vez hay  que  hacer  todo  lo que  esté  al alcance  de  nuestras manos para  que  el pueblo pueda comprender cada vez más y mejor. Creo que ese principio no contradice las aspiraciones de ningún artista; y mucho  menos si se tiene  en  cuenta que  los hombres deben crear  para sus contemporáneos.

No se diga que hay artistas que viven pensando en la posteridad, porque, desde  luego, sin el propósito de considerar nuestro juicio  infalible  ni mucho  menos, creo  que  quien  así proceda se está autosugestionando. (APLAUSOS).

Y eso no quiere decir  que quien  trabaje para  sus contemporáneos tenga  que renunciar a la  posteridad  de  su  obra   porque,  precisamente  creando  para   sus  contemporáneos, independientemente incluso  de que sus contemporáneos lo hayan  comprendido o no, es como  las  obras   han  adquirido un  valor  histórico y un  valor  universal. Nosotros no estamos haciendo una  Revolución para  las  generaciones venideras, nosotros estamos independientemente de  que  los  beneficios de  esta  obra  beneficien a las  generaciones venideras y se convierta en un acontecimiento hist6rico. Nosotros no estamos haciendo una Revolución para  la posteridad; esta Revolución pasara a la posteridad porque es una Revolución para ahora y para los hombres y las mujeres de ahora. (APLAUSOS).

¿Quién  nos  seguiría  a  nosotros  si  estuviésemos  haciendo  una   Revolución  para   las generaciones venideras?

Trabajamos y creamos para  nuestros contemporáneos sin  que  eso  le quite  a ninguna creación artística el merito de aspirar a la eternidad.

Estas  son verdades que todos  debemos analizar con honradez. Y creo que hay que partir de ciertas verdades fundamentales para no sacar conclusiones erroneas. Y no vemos nosotros que haya motivo de preocupaciones para ningún artista o escritor honrado. Nosotros no  somos  enemigos de  la libertad. Nadie  aquí  es enemigo de  la libertad. ¿A quién tememos?, ¿qué autoridad es la que tememos que vaya a asfixiar nuestro espíritu creador? ¿O es que tememos a los compañeros del Consejo Nacional de Cultura? En las conversaciones tenidas con los compañeros del Consejo Nacional de Cultura, hemos observado puntos de vistas  y sentimientos que son muy ajenos  a las preocupaciones que aquí  se plantearon acerca  de  limitaciones, dogales,  y cosas  por  el estilo,  impuestos al espíritu creador.

Nuestra conclusión es que los compañeros del Consejo  Nacional están  tan  preocupados como  todos  ustedes por  que  se  logren   las  mejores condiciones para   que  el  espíritu creador de los artistas y de los intelectuales se desarrolle. Es un deber  de la Revolución y del Gobierno Revolucionario contar con un órgano altamente calificado que estimule, fomente, desarrolle y oriente, si, oriente ese espíritu creador; lo consideramos un deber  y esto  ¿acaso puede  constituir un  atentado al derecho de los escritores y de los artistas?
¿Esto puede  constituir una  amenaza al derecho de los escritores y de los artistas por  el temor de  que  se  cometa una  arbitrariedad o  un  exceso  de  autoridad? De  la  misma manera podemos albergar el temor que al pasar por  un semáforo el policía  nos agreda. De la misma manera podemos albergar el temor a que el juez nos condene. De la misma manera podemos albergar el temor de que la fuerza existente en el Poder  Revolucionario cometa un acto de violencia contra nosotros.

Es decir,  que tendríamos entonces que preocuparnos de todas  esas cosas y sin embargo, la actitud del ciudadano no es la de creer  que el miliciano va a disparar contra él, de que el juez lo va a sancionar, de que el Poder  va a ejercer  la violencia contra su persona.

La existencia de una  autoridad en el orden cultural no significa  que haya una  razón  para preocuparse del abuso  de esa autoridad, porque ¿quien es el que  quiere o el que  desea que  esa  autoridad cultural no  exista?  Por  el  mismo  camino podría aspirar a  que  no existiera la Milicia, que no existiera la Policía, que no existiera el Poder del Estado y que incluso no existiera el Estado, y si a alguien le preocupa tanto que no exista la menor autoridad estatal, entonces, que  no se preocupe, que  tenga  paciencia, que  ya llegara  el día en que el Estado tampoco exista. (APLAUSOS).

Tiene que existir  un Consejo  que oriente, que estimule, que desarrolle, que trabaje para crear  las mejores condiciones para  el trabajo de los artistas y de los intelectuales y ¿quién es el primer defensor de los intereses de los artistas y de los intelectuales si no ese mismo Consejo?  ¿Quién  es el que  propone leyes  y sugiere  medidas de diferente carácter para elevar  esas  condiciones, sino  el Consejo  Nacional de Cultura? ¿Quien propone una  Ley de Imprenta Nacional para  subsanar esas deficiencias que se han  señalado  aquí?  ¿Quien propone la creación del Instituto de Etnología y Folklore, sino precisamente el Consejo Nacional? ¿Quien  aboga  porque se  dispongan de  los  presupuestos y  de  las  divisas necesarias para  traer libros  que  hace  muchos meses  que  no  entran en  el  país;  para adquirir material para que los pintores y los artistas plásticos puedan trabajar? ¿Quien se preocupa por los problemas económicos, es decir, por las condiciones materiales de los artistas? ¿Qué  organismo es  el  que  se  preocupa por  toda  una  serie  de  necesidades actuales de los escritores y de los artistas? ¿Quién defiende en el seno  del Gobierno los presupuestos, las  edificaciones y los  proyectos, precisamente encaminados a elevar  el nivel de las condiciones en que ustedes vayan a trabajar? Es precisamente el Consejo Nacional de Cultura.

¿Por que  mirar a ese Consejo  con reservas? ¿Por  que  mirar a esa autoridad como  una supuesta  autoridad  que   va  precisamente  a  hacer   lo  contrario,  a  limitar  nuestras condiciones, a asfixiar  nuestro espíritu creador?

Se concibe  que se preocuparan de esa autoridad aquellos que no tuvieran problemas de ninguna clase; pero en realidad quienes puedan apreciar la necesidad de toda la gestión  y de  todo  el trabajo que  tiene  que  hacer  el Consejo,  no  lo mirarían jamás  con  reserva, porque el Consejo  tiene  también una obligación con el pueblo  y tiene  una  obligación con la Revolución y con  el Gobierno Revolucionario, que  es cumplir los objetivos para  los cuales fue creado, y tiene tanto interés en el éxito de su trabajo como cada artista lo tiene en el éxito del suyo.

No sé si se me quedaran algunos de los problemas fundamentales que aquí se señalaron.
Se discutió mucho  el problema de la película.  Yo no he visto  la película,  aunque tengo deseos  de  ver  la película,  tengo  curiosidad por  ver  la película.  ¿Que  fue maltratada la película?  En  realidad  creo  que  ninguna película   ha  recibido tantos  honores  y  que ninguna película  se ha discutido tanto.

Aunque   nosotros  no   hemos   visto   esa   película   nos   hemos   remitido  al  criterio  de compañeros que la han  visto, entre ellos el criterio del compañero Presidente, el criterio de distintos compañeros del Consejo  Nacional de Cultura. De mas  esta  decir  que  es un criterio y es una  opinión que  merece para  nosotros todo  el respeto; pero  hay algo que creo que no se puede  discutir y es el derecho establecido por  la Ley a ejercer  la función que  en  este  caso  desempeño el Instituto del  Cine  o la Comisión Revisora. ¿Se  discute acaso  ese  derecho del  Gobierno? ¿Tiene  o no  tiene  derecho el Gobierno a ejercer  esa función? Para  nosotros, en este  caso,  lo fundamental es, ante  todo,  precisar si existía  o no   existía   ese  derecho  por   parte  del  Gobierno,  se  podrá  discutir  la  cuestión  del procedimiento, como se hizo; determinando si no fue amigable, si pudo  haber sido mejor un  procedimiento de  tipo  amistoso; se puede  discutir hasta si fue  justa  o no  justa  la decisión. Pero  hay algo que yo no creo que discuta nadie  y es el derecho del Gobierno a ejercer esa función, porque si impugnamos ese derecho entonces significaría que el Gobierno no tiene derecho a revisar las películas que vayan a exhibirse ante el pueblo.

Y  creo   que   ese   es   un   derecho  que   no   se  discute.  Hay   además  algo   que   todos comprendemos  perfectamente:  que  entre  las  manifestaciones  de  tipo  intelectual  o artístico hay algunas que tienen una importancia en cuanto a la educación del pueblo  o a la formaci6n ideológica  del pueblo, superior a otros  tipos de manifestaciones artísticas. Y no   creo   que   nadie   pueda  discutir  que   uno   de   esos   medios  fundamentales  e importantísimos es el cine como lo es la televisión. Y, en realidad, ¿pudiera discutirse en medio  de la Revolución el derecho que tiene  el Gobierno a regular, revisar y fiscalizar  las películas que se exhiban al pueblo? ¿Es acaso eso lo que se está discutiendo? Y ¿se  puede  considerar como  una  limitacion o una  formula prohibitiva el derecho del Gobierno Revolucionario a fiscalizar  esos  medios de  divulgación que  tanta influencia tienen en el pueblo?

Si   nosotros  impugnáramos  ese   derecho  del   Gobierno  Revolucionario  estaríamos incurriendo en un problema de principios porque negar esa facultad al Gobierno Revolucionario sería negarle al Gobierno su función y su responsabilidad, sobre todo en medio  de una  lucha  revolucionaria, de dirigir  al pueblo  y de dirigir  a la Revolución; y a veces  ha  parecido que  se  impugnaba ese  derecho del  Gobierno y  en  realidad si  se impugna  ese  derecho  del  Gobierno  nosotros  opinamos  que  el  Gobierno  tiene  ese derecho.  Y  si  tiene  ese  derecho puede  hacer  uso  de  ese  derecho. Lo  puede  hacer equivocadamente, no pretendemos que el Gobierno sea infalible.  El Gobierno actuando en  ejercicio  de  un  derecho o  de  una  función que  le  corresponda no  tiene  que  ser necesariamente infalible. Pero ¿quién es el que tiene tantas reservas con respecto al Gobierno, quien  es el que tiene  tantas dudas, quien  es el que tiene  tantas sospechas, con respecto al Gobierno Revolucionario y quien es el que desconfía tanto del Gobierno Revolucionario que aun cuando estime que está equivocada una decisión suya, encuentra un  verdadero motivo  de terror en pensar que  el Gobierno pueda siempre equivocarse? No  estoy  afirmando ni  mucho  menos  que  el  Gobierno  se  haya  equivocado  en  esa decisión; lo que estoy afirmando es que el Gobierno actuaba en uso de un derecho. Trato de  situarme en  el lugar  de  los que  trabajaron en  esa  película; trato de  situarme en  el ánimo  de los que hicieron la película  y trato de comprender incluso  su pena,  su disgusto, su dolor, de que la película no se hubiese exhibido. Cualquiera puede comprender eso perfectamente, pero  hay que comprender que se actuo  en uso de un derecho. Y que fue criterio  que   conto   con   el   respaldo  de   compañeros  competentes  y   compañeros responsables del Gobierno y que  en realidad no hay razón  fundada para  desconfiar del espíritu de justicia  y de equidad de los hombres del Gobierno Revolucionario porque el Gobierno Revolucionario no ha dado  razones para  que alguien  pueda poner en duda  su espíritu de justicia  y de equidad.

No  podemos pensar  que  seamos  perfectos, incluso   no  podemos pensar  que  seamos ajenos  a pasiones. Pudieran algunos señalar  que determinados compañeros del Gobierno sean  apasionados  o  no  sean  ajenos  a  pasiones;  y  los  que  tal  cosa  crean  ¿pueden verdaderamente asegurar que ellos tampoco sean ajenos  a pasiones?

Y ¿se le pueden impugnar actitudes de tipo  personal a algunos compañeros sin aceptar que  las  opiniones  propias  puedan  estar  inspiradas  también  en  actitudes  de  tipo personal? Aquí podríamos decir aquello  de que quien  se sienta perfecto o se sienta ajeno a las pasiones tire la primera piedra.

Creo que ha habido personalismo y pasión en la discusión. ¿En estas  discusiones no ha habido personalismo y no ha habido pasión? ¿Es que todos vinieron acá absolutamente despojados  de  pasiones y  de  personalismos? ¿Es  que  todos,   absolutamente,  hemos venido  despojados de espíritu de grupo? ¿Es que  no ha habido corrientes y tendencias dentro de esta discusión? Eso no se puede negar. Si un niño de seis años hubiese estado sentado aquí,  se habría dado  cuenta también de las distintas corrientes y de los distintos puntos de vista y de las distintas pasiones que se estaban confrontando.

Los compañeros han  dicho  muchas cosas.  Han  dicho  cosas  interesantes. Algunos  han dicho  cosas  brillantes. Todos  han  sido  muy  «eruditos». Pero  por  encima de  todo  ha habido una  realidad, la realidad misma de la discusión y la libertad con que  todos  han podido expresarse y defender sus puntos de vista. La libertad con que todos han podido hablar y exponer aquí  sus criterios en el seno  de una  reunión amplia y que ha sido más amplia cada día; de una  reuni6n que nosotros consideramos como una reuni6n positiva; una reunión donde pudimos disipar toda una serie de dudas y de preocupaciones. ¿Y que ha habido querellas? ¿Quién lo duda? ¿Y que ha habido guerras y guerritas aquí entre los escritores y artistas? ¿Quién lo duda? ¿Y que ha habido criticas  y supercríticas? ¿Quién lo duda? ¿Y que algunos compañeros han  ensayado sus armas y han  probado sus armas a costa de otros  compañeros? ¿Quien lo duda?

Aquí han  hablado los heridos, expresando su sentida queja  contra lo que  consideraron como ataques injustos. Afortunadamente no han pasado los cadáveres, sino los heridos. Incluso compañeros todavía convalecientes de las heridas recibidas. Y algunos de ellos presentaban como  una  evidente injusticia el que  se les hubiese atacado con cañones  de grueso  calibre  sin poder  siquiera ripostar el fuego. ¿Que se han producido críticas  duras? iQuién  lo duda!  Y en cierto  sentido aquí se planteo un problema que no vamos  a tener la pretensión de dilucidar en  dos  palabras. Pero  creo  que  de las cosas  que  se plantearon aquí, una de las mas correctas es que el espíritu de la critica debía ser constructivo, debía ser  positivo  y no  destructor. Eso,  hasta lo que  nosotros entendemos. Pero  esto,  por  lo general, no se tiene  en cuenta. Por algo la palabra critica  ha venido  a hacerse sinónimo de  ataque,  cuando realmente  no  significa   semejante cosa.  Cuando  a  alguien   dicen: «Fulano te criticó», ese alguien  se enoja  antes  de preguntar qué es lo que  realmente se dijo de él. Es decir:  piensa que  se le destruyó. Si, en realidad, a cualquiera de nosotros que  hemos  estado un  poco  ajenos  a esos  problemas o a esas  luchas  -a esos  ensayos  y pruebas de armas- nos explican  el caso de algunos compañeros que casi han  estado al borde  de una depresión insalvable a causa  de criticas  demoledoras contra ellos dirigidas, es posible  que simpaticemos con las victimas  porque tenemos tendencia a simpatizar con las víctimas. Nosotros que, sinceramente, solo deseamos contribuir a la comprensión y a la unión de todos,  hemos  tratado de evitar  palabras que  pudieran herir  o desalentar a nadie; pero  es  incuestionable un  hecho:  que  pueden darse  casos  de  esas  luchas  o controversias en que no existan igualdad de condiciones para  todos.  Eso, desde  el punto de vista  de la Revolución, no  puede  ser  justo.  La Revolución no  le puede  dar  armas a unos  contra otros.  La Revoluci6n no le debe  dar  armas a unos  contra otros  y nosotros creemos que los escritores y artistas deben tener todos oportunidad de manifestarse. Nosotros creemos que los escritores y artistas a través de su Asociaci6n deben tener un magazine cultural, amplio, al que todos tengan acceso. ¿No les parece que eso seria una solución justa?  Pero la Revolución no puede  poner esos recursos en manos de un grupo; la  Revolución  puede  y  debe  movilizar  esos  recursos  de  manera  que  puedan  ser ampliamente utilizados por  todos  los  escritores y  artistas. Ustedes van  a  constituir pronto la Asociación de Artistas, van a concurrir a un Congreso. Ese Congreso debe celebrarse con espíritu verdaderamente constructivo y tenemos confianza en que ustedes son capaces  de realizarlo con ese espíritu. De el surgirá una fuerte  Asociación  de Artistas y  Escritores a  donde deben acudir todos  con  espíritu verdaderamente constructivo; porque si alguien  piensa que  se le quiere eliminar; si alguien  piensa que  se le quiere ahogar, nosotros podremos asegurarle que esta absolutamente equivocado.

Ya es hora  de que  ustedes, organizadamente contribuyan con todo  su entusiasmo a las tareas que  les  corresponden en  la Revolución y constituyan un  organismo amplio, de todos los escritores y artistas.

No se si en el congreso se discutirán las cuestiones aquí planteadas; pero sabemos que el congreso se  va  a  reunir, y  que  sus  trabajos, así  como  los  que  haya  de  realizar la Asociación  de  Escritores y Artistas, serán  buen   tema   de  conversación para  nuestras próximas reuniones. Creemos que debemos volvernos a reunir; por lo menos nosotros no quisiéramos privarnos del placer  y de la utilidad de estas  reuniones, que  para  nosotros han  constituido también un  motivo  de atención sobre  todos  estos  problemas. Tenemos que  volvernos a reunir. ¿Que  significa  eso?  Que  tenemos que  seguir  discutiendo estos problemas. Es decir que va a haber algo que debe ser motivo de tranquilidad para todos y es conocer el interés que tiene el Gobierno por los problemas y al mismo tiempo la oportunidad que va a haber en el futuro, de discutir en asambleas amplias todas las cuestiones. Nos parece  que esto debe  ser un motivo  de satisfacción para  los escritores y para  los  artistas  y  con  ello  nosotros  también  seguiremos  tomando  información  y adquiriendo mejores conocimientos.

El Consejo Nacional de Cultura debe tener también otro órgano de divulgación. Creo que eso va situando las cosas en su lugar.  Y eso no se puede  llamar cultura dirigida, ni asfixia al espíritu creador artístico. ¿Quien que tenga los cinco sentidos y además sea artista de verdad puede   pensar que  esto  constituya asfixia  del  espíritu creador? La  Revolucion quiere que  los  artistas pongan el  máximo esfuerzo   en  favor  del  pueblo. Quiere   que pongan el maximo de interes y de esfuerzo  en la obra  revolucionaria. Y creemos que es una aspiraci6n justa de la Revolucion.

¿Quiere decir  que vamos  a decir  aquí  a la gente  lo que tiene  que escribir? No. Que cada cual escriba  lo que quiera, y si lo que escribe  no sirve, alla el. Si lo que pinta  no sirve, alla el.  Nosotros  no  le  prohibimos  a  nadie  que  escriba  sobre  el  tema  que  prefiera. Al contrario. Y que  cada  cual  se exprese en la forma  que  estime pertinente y que  exprese libremente la  idea  que  desea  expresar. Nosotros apreciaremos siempre su  creacion a través  del  prisma del  cristal  revolucionario. Ese  también es  un  derecho del  Gobierno Revolucionario, tan  respetable como  el derecho de  cada  cual  a expresar lo que  quiera expresar.

Hay una  serie  de medidas que se están  tomando, algunas de las cuales  hemos  señalado.

Para  los que  se preocupaban por  el problema de la Imprenta Nacional, les informamos que se está considerando una ley que regula  su funcionamiento, creando diferentes editoriales  que  atenderán  las  diversas  necesidades  de  ediciones,  subsanando  las deficiencias existentes en la actualidad. Efectivamente, la Imprenta Nacional, organismo recién creado, que tuvo que surgir en condiciones de trabajo difíciles, porque tuvo que empezar a trabajar en un peri6dico que de repente se cerraba (y nosotros estuvimos presentes el día  en  que  ese periódico se convirtió en  el primer taller  de impresión del país,  con  todos  sus  obreros y redactores) y que  además ha  tenido que  atender a  la publicación  de  obras  de  urgencia,  como  fueron  numerosas  de  tipo  militar,  tiene deficiencias que  serán subsanadas. No  habrá ya  que  formular las  quejas   que  se  han expuesto, en esta  reunión, acerca  de la Imprenta Nacional. También se están  tomando los  acuerdos pertinentes a los  efectos  de  adquirir libros,  de  adquirir material para  el trabajo, es decir, resolver todos  los problemas que han preocupado a los escritores y a los artistas y en lo cual el Consejo Nacional de Cultura ha insistido mucho; porque ustedes saben   que  en  el  Estado hay  distintos departamentos  y distintas  instituciones y que dentro del Estado cada cual reclama y aspira a poder  contar con los recursos necesarios para  satisfacer sus aspiraciones y cumplir sus funciones cabalmente. Nosotros queremos señalar  algunos aspectos en los cuales se ha avanzado ya y que debe ser motivo de aliento para  todos  nosotros, como  ha  sido  el  éxito  alcanzado, por  ejemplo, con  la  Orquesta Sinf6nica, que  ha  sido  reconstruida, reintegrada totalmente y  que  no  solamente ha alcanzado niveles elevados  en el orden artístico, sino también en el orden revolucionario, porque hay ya 50 miembros de la Orquesta Sinf6nica que son milicianos.

El Ballet de Cuba también se ha reconstruido y acaba  de hacer  una  jira por el extranjero donde cosecho la admiracion y el reconocimiento de todos los países  visitados.
Está   teniendo éxito  el  Conjunto  de  Danza   Moderna y  ha  recibido también  elogios valiosísimos en Europa.

La Biblioteca  Nacional por su parte esta desarrollando una política  en favor de la cultura, empeñada  en   despertar  el  interés  del   pueblo   por   la  música,  por   la  pintura.  Ha constituido un  departamento de  pintura con  el  objeto  de  dar  a  conocer   las  obras  al pueblo. Un  departamento de  música, un  departamento juvenil;  una  seccion,  también, para niños.

Nosotros, poco  antes  de pasar a este  Salón,  estuvimos visitando el departamento de la Biblioteca  Nacional, para  niños:  vimos  el número de  niños  que  ya están  asociados, el trabajo que  se  esta  allí  desarrollando y  los  adelantos que  ha  logrado  la  Biblioteca Nacional constituye un motivo  para  que el Gobierno le facilite  los recursos que necesite para  seguir  desarrollando esa labor.  La Imprenta Nacional es ya una  realidad y con las nuevas   formas de  organización que  se  le  van  a  dar  es  también una  conquista de  la Revolución que contribuirá extraordinariamente a la preparación del pueblo.

El  Instituto  del   Cine  es  también  una   realidad.  Durante  toda   esta   primera  etapa fundamentalmente se han hecho  las inversiones necesarias para  dotarlo de los equipos y materiales que necesita para  trabajar. Al menos la Revolución ha establecido las bases de la Industria del Cine, lo cual constituye un gran  esfuerzo, si se tiene  en cuenta que no se trata de un  país  industrializado el nuestro y ha significado sacrificios la adquisición de todos  esos equipos. Además  si en cuanto al cine no hay más facilidades, esto no obedece a una política restrictiva del Gobierno sino sencillamente a la escasez de los recursos económicos actuales lo que interesa destacar es que las bases para  la industria del cine ya están  establecidas. para  crear  un movimiento de aficionados que permita el desarrollo de todos  los talentos en el cine y que será puesto en práctica cuando se pueda contar con esos recursos. La política en el Instituto del Cine por su parte será objeto de discusión y además de emulación entre los distintos equipos de trabajo. No se puede  juzgar  todavía en si la labor  del ICAIC. El Instituto del Cine no ha podido todavía disponer de tiempo para  realizar una obra que pueda ser juzgada, pero ha trabajado y nosotros sabemos que una serie de sus documentales ha contribuido grandemente a divulgar en el extranjero la obra de la Revolución. Pero se ha realizado también una labor de publicidad, conferencias, etc., de extensi6n cultural a través  de los distintos organismos; pero,  en fin, esto no es nada  comparado con lo que puede  hacerse y con lo que la Revolucion aspira a desarrollar.

Hay todavía una serie de cuestiones por resolver que interesan a los escritores y artistas.
Hay  problemas de  orden material, es  decir,  hay  problemas de  orden económico. No existen  actualmente las  condiciones  de  antes. Hoy  no  existe  aquel  pequeño  sector privilegiado que  adquiría las  obras  de  los  artistas, aunque a  precios   de  miseria, por cierto,  ya que  más  de  un  artista termino en  la indigencia y en  el olvido.  Quedan por encarar y resolver esos problemas, que  debe  resolver el Gobierno Revolucionario y que deben ser preocupación del Consejo  Nacional de Cultura, así como también el problema de los artistas que ya no producen y están  completamente desamparados, garantizándole al artista no solo las condiciones materiales adecuadas, al presente, sino también la seguridad para  el futuro. En  cierto  sentido ya con  la  reorganizacion que  se  le dio  al Instituto  de  los  Derechos  Autorales  se  ha  logrado  mejorar  considerablemente  las condiciones de vida de una serie de autores que eran  miserablemente explotados y cuyos derechos eran  burlados. Estos cuentan hoy con ingresos que ha permitido a muchos salir de la situación de pobreza extrema en que se encontraban.

Son  pasos  que  ha  dado  la Revolución; pero  que  no  significan sino  algunos pasos  que deben preceder a otros pasos que habrán de crear mejores condiciones aun.

Hay la idea también de organizar algún  sitio de descanso y de trabajo para  los artistas y los escritores. En cierta ocasión, cuando andábamos peregrinando por todo el territorio nacional, se nos ocurrió la idea en un lugar  muy hermoso, de Isla de Pinos,  de construir un  barrio, una  aldea  en  medio  de  los pinares para  premiar (en  ese  tiempo estábamos pensando  establecer  algún  tipo  de  premio  para  los  mejores  escritores  y  artistas progresistas del mundo) y homenajear a los escritores y artistas. Ese proyecto no tomo cuerpo, pero puede  ser revivido  para  hacer  un reparto o una aldea  en un remanso de paz que  invite  a descansar, que  invite  a escribir, y yo creo  que  bien  vale  la pena  que  los artistas, entre ellos los arquitectos, comiencen a dibujar y a concebir el lugar de descanso ideal para un escritor o un artista y a ver si se ponen de acuerdo en eso. El Gobierno Revolucionario está dispuesto a poner de su parte los recursos en alguna parte del presupuesto, ahora que todo  se está planificando. Y ¿será la planificación una  limitación impuesta al espíritu creador, por nosotros los revolucionarios? Porque, en cierto  sentido, no se olviden  que  nosotros, los revolucionarios, un  poco  por  la libre,  nos  vemos  ahora ante  la realidad de la planificación; y eso también nos plantea, a nosotros, un problema, porque hasta ahora hemos  sido  espíritus creadores de  iniciativas revolucionarias y de inversiones también revolucionarias que  ahora hay  que  planificar. Así que  no  vayan  a creer  que  estamos  exentos  de  los  problemas  y  que  desde  nuestro  punto  de  vista pudiéramos también protestar contra eso. Es decir,  que ya se sabe lo que se va a hacer  el año que  viene,  el otro  año y el otro  año. ¿Quién va a discutir que  hay que  planificar la economía? Pero  dentro de esa planificación cabe el construir un  sitio  de descanso para los  escritores y  artistas, y  verdaderamente seria  una  satisfacción que  la  Revolución pudiera contar esa realización entre sus obras.

Nosotros hemos   estado aquí  preocupados por  la  situación actual   de  los  escritores y artistas. Nos hemos olvidado un poco de las perspectivas del futuro. Y nosotros, que no tenemos por qué quejarnos de ustedes, también hemos  dedicado un instante a pensar en los artistas y en los escritores del futuro y pensamos lo que  será  si se vuelven  a reunir, como  deben volverse  a reunir los hombres del Gobierno en el futuro, dentro de cinco, dentro de diez años -no quiere decir esto que tengamos que ser nosotros exactamente-, con  los  escritores y  los  artistas, cuando haya  adquirido la  cultura el  extraordinario desarrollo que aspiramos a que alcance cuando salgan los primeros frutos del plan de academias y de escuelas que hay actualmente.

Mucho  antes  de que se plantearan estas  cuestiones, ya venía el Gobierno Revolucionario preocupándose por  la extensión de la cultura al pueblo. Nosotros hemos  sido  siempre muy optimistas. Creo que sin ser optimistas no se puede ser revolucionario, porque las dificultades que una Revolución tiene  que vencer  son muy serias  y hay que ser optimista. Un pesimista nunca podría ser revolucionario.

La Revolución ha tenido sus  etapas. La Revolución tuvo  una  etapa  en que  una  serie  de iniciativas dimanaban de distintos organismos. Hasta el INRA estaba realizando actividades de extensión cultural. No dejamos de chocar con el Teatro Nacional incluso, porque allí se estaba haciendo un trabajo y nosotros de repente estábamos haciendo otro por nuestra cuenta. Ya todo eso va encuadrándose dentro de una organizaci6n, y así, en nuestros planes con respecto a los campesinos de las cooperativas y de las granjas, surgió la idea de llevar la cultura al campo,  a las granjas y a las cooperativas.

¿Como? Pues trayendo compañeros para  convertirlos en instructores de música, de baile, de teatro. Los optimistas solamente podemos lanzar iniciativas de ese tipo. Pues ¿cómo despertar en el campesino la afición por el teatro, por ejemplo? ¿Dónde estaban los instructores? ¿De dónde los sacábamos, para  enviarlos más  tarde por  ejemplo a 3000 granjas del pueblo  y a 600  cooperativas? Todo esto ofrece dificultades pero  estoy seguro que  todos  ustedes estarán de  acuerdo en  que  si se  logra  es  positivo,  sobre  todo  para comenzar a descubrir en  el pueblo  los talentos y convertir al pueblo  actor  en  creador, porque en definitiva el pueblo  es el gran creador. No debemos olvidar  esto y no debemos olvidarnos tampoco de los miles y miles de talentos que se habrán perdido en nuestros campos  y  en  nuestras ciudades  por  falta  de  condiciones  y  de  oportunidades  para desarrollarse. En nuestros campos, de eso estamos todos  seguros, a menos que nosotros presumamos de ser  los más  inteligentes que  hayan  nacido  en  este  país  y empiezo  por decir  que  no  presumo de  tal  cosa,  se han  perdido muchos talentos. Muchas  veces  he puesto como ejemplo el hecho  de que en el lugar  donde yo nací entre unos  mil niños fui el  único  que  pudo  estudiar una  carrera universitaria, mal  estudiada por  cierto,  sin librarme de atravesar por  una  serie  de colegios  de curas etc.,  etc. Yo no quiero lanzar ningún anatema contra nadie,  aunque si  digo  que  tengo  el mismo  derecho que  tuvo alguien  aquí  a decir  lo que  quería. A quejarse. Yo tengo  derecho a quejarme; alguien hablo  de que fue formado por la sociedad burguesa y yo puedo  decir que fui formado por algo peor  todavía; que fui formado por lo peor  de la reacción, y que una  buena parte de los años de mi vida se perdieron en el obscurantismo, en la superstici6n, y en la mentira.

Era la época aquella en que no lo enseriaban a uno a pensar sino que lo obligaban a creer.

Creo que cuando al hombre se le pretende truncar la capacidad de pensar y razonar se le convierte de un ser humano en un animal domesticado... No me sublevo contra los sentimientos  religiosos  del  hombre:  respetamos  esos  sentimientos,  respetamos  el derecho del hombre a la libertad de creencia y de culto.  Pero  eso no quiere decir  que el mío me lo hayan  respetado. Yo no tuve ninguna libertad de creencia ni de culto sino que me impusieron una creencia y culto y me estuvieron domesticando durante doce años.

Naturalmente que tengo  que hablar con un poco de queja  de los años que yo pude  haber empleado, en  esa  época  en  que  en  los  jovenes  existe  la  mayor  dosis  de  interés y de curiosidad por las cosas, en el estudio sistemático que me hubiera permitido adquirir esa cultura que los niños, hoy, de Cuba, van a tener ampliamente la oportunidad de adquirir.
Es  decir,   que   a  pesar   de  todo   eso  el  único   que   pudo   entre  mil,  sacar   un   título universitario tuvo que pasar por ese molino  de piedra donde de milagro no lo trituraron a uno mentalmente para siempre. Asi que el único entre mil tuvo que pasar por todo eso.

¿Por qué?  Ah, porque era  el único  entre mil a quien  le podían pagar  el colegio privado para  que  estudiara. Ahora  ¿por  eso  me  voy a creer  que  yo era  el más  apto  y el más inteligente entre los mil?  Yo creo  que  somos  un  producto de  selección, pero  no  tanto natural como social. Socialmente fui seleccionado para  ir a la Universidad y socialmente estoy  hablando aquí  ahora por  un  proceso de seleccion  social,  no natural. La selección natural  dejo  en  la  ignorancia  a  quien  sabe  cuantas  decenas  de  miles  de  jovenes superiores a todos  nosotros. Esa es una  verdad. Y el que se crea artista tiene  que pensar que  por  ahi  se  pueden haber quedado sin  ser  artistas muchos mejores que  el.  Si no admitimos esto estaremos fuera  de la realidad. Nosotros somos  privilegiados entre otras cosas porque no nacimos hijos del carretero. Lo antes expuesto demuestra la cantidad enorme de  inteligencias que  se  han  perdido sencillamente por  falta  de  oportunidad. Vamos  a llevar  la oportunidad a todas  esas  inteligencias; vamos  a crear  las condiciones que  permitan que  todo  talento artístico o literario o científico  o de  cualquier orden, pueda desarrollarse. Y piensen lo que significa  la Revolución que tal cosa permita y que ya desde  ahora mismo, desde  el próximo curso,  habrá alfabetizado a todo  el pueblo, y con  escuelas  en  todos  los  lugares de  Cuba,  con  campañas  de  superación y  con  la formación de los instructores podrá conocer  y descubrir todos  los talentos y esto  nada mas  que  para  empezar. Es que  todos  esos  instructores, en  el campo,  sabrán que  niño tiene  vocaci6n  e indicaran a que niño hay que becar  para  llevarlo a la Academia Nacional de Arte, pero  al mismo  tiempo van a despertar el gusto  artístico y la afición  cultural en los adultos, y algunos ensayos que se han hecho demuestran la capacidad que tiene el campesino y el hombre del  pueblo  para  asimilar las  cuestiones artísticas, asimilar la cultura y  ponerse inmediatamente a  producir. Hay  compañeros que  han  estado en algunas cooperativas que han logrado ya que las cooperativas tengan su grupo teatral. Además  ha  quedado  demostrado  recientemente  con  las  representaciones  dadas  en distintos lugares de la Republica y los trabajos artísticos que realizaron los hombres y las mujeres del pueblo  el interés del campesino por todas  estas  cosas. Calculen,  pues,  lo que significara cuando  tengamos  instructores,  de  teatro,  de  música,  de  danza   en  cada cooperativa y en cada granja del pueblo.

En el curso  solo de dos años podremos enviar  mil instructores, de cada uno de esos; mas de mil, para teatro, para danza  y para música.

Se han  organizado las Escuelas. Ya están  funcionando e imagínense cuando hayan  mil grupos de baile, de música  y de teatro en toda la Isla, en el campo  -no estamos hablando de la ciudad, en la ciudad resulta un poco mas fácil- lo que eso significara en extensión cultural, porque han hablado aquí algunos de que es necesario elevar el nivel del pueblo, pero ¿como? El Gobierno Revolucionario se ha preocupado de eso y el Gobierno Revolucionario  esta  creando  esas  condiciones  para  que  dentro de  algunos  años  la cultura, el nivel de preparación cultural del pueblo, se haya elevado extraordinariamente.

Hemos escogido  esas  tres  ramas, pero  se  pueden seguir  escogiendo otras  ramas y se puede  seguir  trabajando para desarrollar la cultura en todos sus aspectos.

Ya esa  Escuela  está  funcionando y los  compañeros que  trabajan en  la  Escuela  están satisfechos del adelanto de ese grupo  de futuros instructores, pero además, ya se empezó a  construir la  Academia Nacional de  Arte,  aparte de  la  Academia Nacional de  Artes Manuales. Por cierto,  Cuba va a poder  contar con la más hermosa Academia de Artes de todo  el  mundo. ¿Por que?  Porque esa  Academia va situada en  uno de  los  repartos residenciales más hermosos del mundo, donde vivía la burguesía mas lujosa  de Cuba: en el mejor  reparto de la burguesía mas  ostentosa y más  lujosa  y mas  inculta, dicho  sea de paso,  porque  si  en  ninguna  de  esas  casas  faltaba  un  bar,  sus  habitantes  no  se preocupaban, salvo  excepciones, de  los  problemas culturales. Vivian  de  una  manera increíblemente lujosa  y vale la pena  darse  una  vuelta  por  alli para  que vean  como  vivía esa  gente;  pero  lo  que  no  sabían es  que  extraordinaria Academia de  Arte  estaban construyendo y eso es lo que quedara de lo que hicieron, porque los alumnos van a vivir en las casas que eran  residencias de millonarios. No vivirán  enclaustrados, vivirán  como en un hogar  y asistirán a las clases  en la Academia; la Academia va a estar  situada en el medio  del  Country  Club,  donde un  grupo  de  arquitectos-artistas han  diseñado  las construcciones  que   se  van   a  realizar.  Ya  empezaron,  y  tienen  el  compromiso  de terminarlas para  el mes de diciembre. Ya tenemos 300  mil pies de caoba. Las escuelas de música, danza,  ballet,  teatro y artes  plásticas estarán en el medio  del campo  de golf, en una  naturaleza que  es  un  sueño.  Ahí va a estar  situada la Academia de  Arte,  con  60 residencias,  situadas  alrededor,  con  el  Circulo  Social  al  lado,  que  a  su  vez  tiene comedores, salones, piscinas y también una planta para visitantes, donde los profesores extranjeros que vengan  a ayudarnos podrán albergarse. Esta Academia tendrá capacidad hasta para tres mil niños, es decir, tres mil becados y con la aspiracion de que comience a funcionar en el próximo curso.

E  inmediatamente  también  comenzara a  funcionar  la  Academia  Nacional  de  Artes Manuales con otras  residencias y con otro campo  de golf y con otra construcci6n similar. Es  decir  serán las  Academias de  tipo  nacional. No  quiere decir  que  sean  las  únicas escuelas ni  mucho  menos, pero  a ellas  irán  becados aquellos jóvenes  que  demuestren mayor  capacidad, sin que  cueste  a su familia  absolutamente nada,  jóvenes  y niños  que van  a  contar con  condiciones ideales  para  desarrollarse. Cualquiera quisiera ser  un muchacho, ahora, para  ingresar en  una  de  esas  Academias. ¿Es  o no  cierto?  Aquí  se hablo  de  pintores que  solo  vivían  de  café  con  leche.  Imagínense que  condiciones tan distintas habrá ahora, y digamos si el espíritu creador encontrara ahora las condiciones ideales  para  desarrollarse. Instrucción, vivienda,  alimentación, cultura general... Habrá niños  que  comenzaran  a  estudiar en  esas  escuelas  desde   la  edad   de  ocho  añosy recibirán,  junto    con   la   preparación  artística,  una   cultura  general...  ¿No   podrán desarrollar plenamente, alli, sus talentos y sus personalidades?...

Esas son más que ideas  o sueños:  son ya realidad de la Revolucion. Los instructores que se están  preparando, las Escuelas Nacionales que se están  preparando, las Escuelas para aficionados que también se fundaran. Esto es lo que significa la Revolución... por eso es importante la Revolucion para  la cultura. ¿Como pudiéramos hacer  esto sin Revolución? Vamos a suponer que nosotros tenemos el temor que «se nos marchite nuestro espíritu creador estrujado por  las  manos despóticas de  la  Revolución Staliniana» (RISAS)... señores ¿no sería mejor pensar en el futuro? ¿Vamos a pensar en que nuestras flores se marchiten cuando estamos sembrando flores en todas  partes? ¿Cuando estamos forjando esos  espíritus  creadores  del  futuro?  ¿Y  quien  no  cambiaria  el  presente,  quien  no cambiaria incluso  su propio presente por ese futuro? ¿Quien no cambiaria lo suyo, quien no sacrificaría lo suyo por ese futuro? y ¿quien que tenga  sensibilidad artística no tiene la disposición del  combatiente que  muere en  una  batalla, sabiendo que  el muere, que  el deja  de  existir físicamente para abonar con su sangre el  camino del triunfo de sus semejantes, de su pueblo? Piensen en el combatiente que muere peleando, sacrifica  todo lo que tiene;  sacrifica  su vida, sacrifica  su familia,  sacrifica  su esposa, sacrifica  sus hijos ¿para que?  Para  que  podamos hacer  todas  estas  cosas.  Y ¿quien que  tenga  sensibilidad humana, sensibilidad artística, no  piensa que  por  hacer  eso  vale  la  pena  hacer  los sacrificios  que  sean  necesarios?  Mas  la  Revolución  no  pide  sacrificios  de  genios creadores; al contrario, la Revolución dice: pongan ese espíritu creador al servicio de esta obra,  sin temor de que su obra  salga trunca. Pero  si algún  día usted  piensa que su obra pueda salir trunca, diga: bien vale la pena  que mi obra personal quede  trunca para  hacer una obra como esta que tenemos delante. (APLAUSOS).

Pedimos al artista que desarrolle hasta el máximo su esfuerzo  creador; queremos crearle al  artista y al  intelectual las  condiciones ideales  para  su  creación porque si  estamos creando para el futuro ¿cómo no vamos a querer lo mejor para los actuales artistas e intelectuales? Estamos pidiendo  el  máximo desarrollo  en  favor  de  la  cultura y muy precisamente en función de la Revolución, porque la Revolución significa,  precisamente, mas cultura y mas arte.

Pedimos que los intelectuales y artistas pongan su granito de arena en esa obra que al fin y al cabo  será  una  obra  de  esta  generación. La generación venidera será  mejor  que  la nuestra, pero  nosotros seremos los que  habremos hecho  posible  esa generacion mejor.

Nosotros seremos forjadores de esa generación futura. Nosotros, los de esta  generacion sin  edades en  la que  cabemos todos:  tanto los  barbudos como  los  lampiños, los  que tienen abundante cabellera o no  tienen ninguna o la tienen blanca.  Esta  es la obra  de todos  nosotros. Vamos a librar  una guerra contra la incultura. Vamos a librar  una batalla contra la incultura. Vamos  a desatar una  irreconciliable querella contra la incultura y vamos a batirnos contra ella y vamos a ensayar nuestras armas. ¿Que alguno no quiera colaborar? Y ¿que mayor  castigo  que privarse de la satisfacción de lo que están  haciendo otros?  Nosotros  hablábamos  de  que  éramos  privilegiados.  iAh!,  porque  habíamos aprendido a leer y a escribir en una  escuela,  a ir a un instituto, a ir a una  universidad, o por lo menos a adquirir, los rudimentos de instrucci6n suficiente para  poder  hacer  algo, y ¿no podemos llamarnos privilegiados por estar  viviendo  en medio  de una  Revolución? ¿Es  que  acaso  no  nos  dedicábamos con  extraordinario interés a  leer  acerca  de  las revoluciones? Y ¿quien no leyó con verdadera sed las historias de la Revolución Francesa o las historias de la Revolución Rusa? ¿Quien no soñó alguna vez en haber sido testigo presencial de aquellas revoluciones? A mi por ejemplo me pasaba algo: cuando leía algo acerca  de  la Guerra de  Independencia sentía no  haber nacido  en  aquella época  y me  sentía apenado de  no  haber sido  un  luchador por  la independencia y no  haber vivido aquella gesta, porque todos nosotros hemos leído las cronicas de nuestra Guerra de Independencia con verdadera pasion. Y envidiábamos a los intelectuales y a los artistas y a los guerreros y a los luchadores y a los jefes  de  aquella época.  Sin  embargo nos  ha tocado  el privilegio  de vivir y ser  testigos presenciales de una  autentica Revolucion, de una  Revolucion cuya fuerza  es ya una  fuerza  que se desarrolla, fuera  de las fronteras de nuestro País, cuya influencia política  y moral  está  haciendo estremecerse y tambalearse el Imperialismo en este continente (APLAUSOS), por lo que la Revolucion Cubana se convierte en el acontecimiento mas importante de este siglo para  la América Latina,  en el acontecimiento más importante después de las guerras de Independencia del siglo xix; verdadera era nueva de redencion del hombre porque, ¿que fueron aquellas guerras de Independencia sino la sustituci6n del dominio colonial por el dominio de las clases dominantes y explotadoras en todos esos países?


Y nos  ha tocado  vivir un  gran  acontecimiento histórico. Se puede  decir  que  el segundo gran  acontecimiento histórico ocurrido en los últimos tres  siglos  en la América  Latina, del cual los cubanos hemos  sido actores sabiendo que mientras más trabajemos mas será la Revolución como  una  llama  inapagable y mas  estará llamada a desempeñar un papel histórico trascendental. Y ustedes, escritores y artistas, han tenido el privilegio de ser testigos presenciales de esta  Revolución, cuando una  Revolución es un  acontecimiento tan importante en la historia humana que bien vale la pena  vivir una Revolución aunque sea solo para ser testigo  de ella.

Ese también es un privilegio.  Por ello, los que no son capaces  de comprender estas  cosas, los que se dejan  engañar, los que se dejan  confundir, los que se dejan  atolondrar por  la mentira, son quienes renuncian a la Revolución. ¿Qué decir de los que han  renunciado a ella y como pensar de ellos, sino con pena?  ¿Abandonar este país, en plena  efervescencia revolucionaria para ir a sumergirse en las entrañas del Monstruo Imperialista donde no puede  tener vida ninguna expresión del espíritu? Y han  abandonado la Revolución para ir allá. Han  preferido ser prófugos y desertores de su Patria a ser aunque no fuera  más que espectadores. Y ustedes tienen la oportunidad de ser mas que espectadores, de ser actores  de  esa  Revolución,  de  escribir  sobre  ella,  de  expresarse  sobre  ella.  Y  las generaciones venideras, ¿qué le pedirán a ustedes? Podrán realizar magnificas obras artísticas desde  el punto de vista técnico,  pero si a un hombre de la generaci6n venidera, a un hombre de dentro de 100 años le dicen que un escritor, un intelectual de esta época vivió en la época de la Revolución fuera de ella y no expresó la Revolución y no fue parte de  la Revolución, será  difícil  que  lo comprenda, cuando en  los  años  venideros habrá tantos y tantos que quieran pintar la Revolución y quieran escribir sobre  la Revolución y quieran expresarse sobre  la Revolución, recopilando datos  e informaciones para  saber cómo  fue, que pasó,  como  vivíamos... En días  recientes nosotros tuvimos la experiencia de encontrarnos con una  anciana de 106 años que  había  acabado de aprender a leer  y escribir y nosotros le propusimos que escribiera un libro.  Había  sido esclava  y nosotros queríamos saber  como  un  esclavo  vio el mundo cuando era  esclavo,  cuáles  fueron sus primeras impresiones de la vida,  de sus  amos,  de sus  compañeros. Creo que  esta  vieja puede escribir una cosa tan interesante como ninguno de nosotros podríamos escribirla sobre  su época  y es posible  que  en un  año se alfabetice y además escriba  un  libro  a los 106 años. iEsas son las cosas de las revoluciones! lQuién puede  escribir mejor  que ella lo que  vivió el esclavo  y quien  puede  escribir mejor  que  ustedes el presente? 

Y ¿cuánta gente  empezara a escribir en el futuro sin vivir esto, a distancia, recogiendo escritos? Por otra  parte no  nos  apresuramos a  juzgar  la  obra  nuestra que  ya tendremos jueces  de sobra.  A lo que  hay  que  temerle no  es  a ese  supuesto juez  autoritario, verdugo de  la cultura, imaginario, que  hemos  elaborado aquí.  iTeman a  otros  jueces  mucho  más temibles, teman a  los  jueces  de  la  posteridad, teman a  las  generaciones futuras que serán, al fin y al cabo, las encargadas de decir la ultima palabra!



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